A 30 años del saqueo que termino con el gobierno de Raul Alfonsin, una pintoresca narración de época.
Ignacio Bustos
Cada treinta años, la historia argentina está destinada a repetirse como si fuera un guion. Aunque el hijo del medio, pasara la mayor parte de ese invierno con dolores estomacales, esos parásitos van a disiparse recién cuando comience la primaría de nuevo, tras las vacaciones de invierno. Dos días después de la asunción del nuevo mandatario, a quien lo tendrá sentado en casa de gobierno hasta que termine cuarto año del secundario. A pesar de la crisis, la familia de a poco fue recomponiendo su rutinario universo diario.
Ignacio Bustos
En la ventana una última esperanza solar en medio del cielo oscurecido de finales de Mayó. Hace un mes el abuelo falleció, y la familia está en ese
duro trance de asimilar la dura ausencia. Pocos días atrás al
padre lo internaron, luego de un chequeo medicó donde una anormalidad
cardíaca quedo expuesta y lo tendrá el próximo mes internado. En la tele “Hitachi”, están pasando imágenes sobre saqueos; Se ven puebladas arrasando mercados y
almacenes en todo el país. La madre se justifica ante la hija más chica quien ese día cumple cuatro años, trata de hacerle entender que fue
imposible conseguir un regalo en medio ese todo ese caos.
La madre
espera el discurso del Presidente Alfonsin en Cadena Nacional. Mientras no deja
de insultar sobre la incompetencia del gobierno en materia de economía, que ya
no puede más con tanto “remarque” de precios. La inflación y la preocupación de
la incertidumbre de hasta dónde van aguantar los dólares, mientras el marido
este internado. Los demás hijos, tratan de entender el caótico escenario que
“Tele Dos” está mostrando en varios cuadros simultáneos al mismo tiempo. En la
mesa del comedor, la hija más chica clama por atención para soplar las velas,
mientras su madre y sus hermanos siguen de cerca el caos que la TV pasa. Las
elecciones presidenciales fueron apenas hace dos semanas, y el presidente electo ante tal pronunciada aparición televisiva, sigue ausente.
Vienen meses de total incertidumbre, donde traer un bien que no sea de canasta básica será todo un lujo. Un gobierno nuevo que de entrada estará algo desorientado ante la magnitud de pasar de gobernar una provincia chica a manejar la nación. El nuevo mandatario parece tener más fascinación por el genero femenino de ese gigante nuevo mundo que tiene a sus pies. Al principio tirará medidas económicas, pero ninguna surtirá efecto. A pesar de que el peronismo, siempre pega a su antecesor con el diario del lunes; como tiburones que percibieron la sangre de los radicales, no están dispuestos en admitir que los radicales asumieron con un estado totalmente fundido. Los radicales tuvieron que asumir las facturas del espectáculo de terror y sangre, que los militares montaron durante siete años.
Son 100 australes los que el hijo del medio atesoro desde su cumpleaños. Al otro día comenzara a entender el país en el que vive, cuando quiera usar esos 100 Australes para comprar ese “playmobil”, y el kiosquero en medio de una contenida risa, le aclare que con eso apenas le alcanza para un reducido numeró de golosinas. El chico de ocho años, deberá convivir con el caótico escenario de 1989, donde los billetes que pierden el valor de la noche a la mañana.
Vienen meses de total incertidumbre, donde traer un bien que no sea de canasta básica será todo un lujo. Un gobierno nuevo que de entrada estará algo desorientado ante la magnitud de pasar de gobernar una provincia chica a manejar la nación. El nuevo mandatario parece tener más fascinación por el genero femenino de ese gigante nuevo mundo que tiene a sus pies. Al principio tirará medidas económicas, pero ninguna surtirá efecto. A pesar de que el peronismo, siempre pega a su antecesor con el diario del lunes; como tiburones que percibieron la sangre de los radicales, no están dispuestos en admitir que los radicales asumieron con un estado totalmente fundido. Los radicales tuvieron que asumir las facturas del espectáculo de terror y sangre, que los militares montaron durante siete años.
Son 100 australes los que el hijo del medio atesoro desde su cumpleaños. Al otro día comenzara a entender el país en el que vive, cuando quiera usar esos 100 Australes para comprar ese “playmobil”, y el kiosquero en medio de una contenida risa, le aclare que con eso apenas le alcanza para un reducido numeró de golosinas. El chico de ocho años, deberá convivir con el caótico escenario de 1989, donde los billetes que pierden el valor de la noche a la mañana.
Cada treinta años, la historia argentina está destinada a repetirse como si fuera un guion. Aunque el hijo del medio, pasara la mayor parte de ese invierno con dolores estomacales, esos parásitos van a disiparse recién cuando comience la primaría de nuevo, tras las vacaciones de invierno. Dos días después de la asunción del nuevo mandatario, a quien lo tendrá sentado en casa de gobierno hasta que termine cuarto año del secundario. A pesar de la crisis, la familia de a poco fue recomponiendo su rutinario universo diario.
Alfonsin entrego el mando a su sucesor Carlos Saul Menem, un Sábado 9 de Julio. Otra era había nacido en la historia argentina, aquella mañana de sábado. Donde la transmisión había comenzado temprano. En la atmósfera se sentía un poco de esa tristeza generalizada por el abrupto final, luego de una enorme ilusión que fue su triunfo en 1983.
Ignacio Bustos
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