The Rolling Stones: Medio siglo de Beggars Banquet

Beggars Banquet




Ignacio Bustos- Esquina Rock




Los Rolling Stones habían tenido un 1967 para olvido entre problemas legales y la fallida experimentación con The Satanic Majestic Resquet. Por eso, comenzaron el histórico 1968 con la clara idea de hacer un disco distinto de lo que venían haciendo. Básicamente, volver un poco a la raíz. Como principal fuente de inspiración, sacaron del cajón una cantidad de vinilos de blues, country y folk que habían adquirido en sus anteriores viajes por Estados Unidos.
 
Hacía rato que Mick Jagger y Keith Richards habían asumido el liderazgo de la banda, relegando a un segundo plano al fundador Brian Jones. Y, antes de su último descenso por la pendiente del prematuro final, es en Beggars Banquet que se escuchan los últimos grandes raptos de genialidad de Jones al introducir tuba y otros exóticos instrumentos.
 
Los Stones habían salido fortalecidos de la prisión donde habían ingresado por abuso de sustancias prohibidas. La absolución por la presión de los fanáticos, quienes hicieron templar Londres, les dio el impulso necesario para preparar su regreso triunfal.
 
Beggars Banquet no sólo fue el disco que salvo a los Rolling Stones del estancamiento, sino que también abrió el mejor período de su historia: Let It Bleed (1969) continuó el envión creativo (en lo que fue una clara ironía al Let it Be de los Beatles) y marcó el comienzo de Mick Taylor, responsable de darle vuelo a la banda; siguió Sticky Fingers, en 1971, o la máxima expresión stone; y cerró la seguidilla Exile On Main Street (1972).
 
Desde mediados de aquel año, los músicos iniciaron un proceso que atravesó un estado de madurez traducido en un increíble nivel creativo; aunque el gran impulso sería cortado por las adicciones que tanto afectaron al Mundo Stone en su mejor momento.
 
La narrativa del disco está influenciada por la atmósfera de la época. Mick Jagger también estaba bastante entusiasmado en las lecturas poéticas y filosóficas. Un ambicioso Keith Richards, que parecía no conocer límites, despliega y saca brillo a cuanta rima se le cruza. Bill Wyman se muestra lo suficientemente fuerte y maduro como para guiar ese incontenible huracán que está por desatarse. Mientras que Charlie Wats se movió en su faena: la improvisación (incluso, la samba y otros ritmos lo encuentran más preparado que nunca para pilotear esa batería).
 
Fue Jampin Jack Flash, en el verano europeo del '68, que anticipó como venía el álbum, aunque finalmente quedó fuera de Beggars Banquet pero se convirtió en el single más famoso de los Rolling Stones.
 
El disco conoció la luz un 6 de diciembre, con una llamativa tapa blanca como la del Álbum Blanco de los Beatles. Ésa no era el arte original, pero el horno no estaba para bollos y, después de dejar pasar algunas ediciones, decidieron introducir la histórica tapa, la del baño de un antro.
 
El arranque no puede ser más épico que con la mágica y oscura Sympathy for the Devil, donde la interpretación de Mick Jagger en primera persona roza lo siniestro con esa ensalada rítmica, donde una samba de matices “jazzísticos” enciende el fuego. No Expectations es la vuelta a casa, pero con la experiencia de los últimos años y con un exquisito Brian Jones que marca el ritmo con la guitarra slide.
 
Con Dear Doctor, Parachute Woman y Jigsaw Puzzle avanzan la línea de la autopista sureña. En el medio, las revueltas del "Mayo Frances" y Vietnam salpicaron Street Fighting Man, que fue censurada (en principio) debido al nivel de sensibilidad que había en ese momento y al miedo de ser tomada como una fuente de inspiración (según las autoridades de la época) para iniciar revueltas. El viaje continúa con Prodigial Son, Stray Cat Blues, Factory Girl y el cierre con un histórico lado B stone: Salt Of The Earth.
 
Después de su viaje psicodélico, Beggars Banquet abrió el periodo más enriquecedor de los Rolling Stones como banda, por algo es considerado como uno de los mejores discos de todos los tiempos. Medio siglo después, el fuego cruzó el huracán y sigue ardiendo como el primer día

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