Ignacio Bustos
Rucula for Dracula es el noveno disco del guitarrista argentino cada vez mas proyectado en el exterior, Jose Luis Pardo. Desde las primeras notas de su guitarra se puede sentir la pureza de un sonido blusero, con esa tradición del Mississipi. A través de sus trece canciones, el álbum recorre otros influyentes géneros como el soul, rock, ragtime y funky.
El sonido de Ruccula for Dracula está muy bien sostenido en una banda que está a la altura de la circunstancias. La Gibson blusera de Pardo que suena con solidez y que se encuentra más que familiarizada con el Mississipi. Lo evidencian temas como Don’t Leave Me, Don’t treat me this way y Girl Come Home, donde la región del blues está muy marcada a flor de piel.
En J L Shufle tiene su momento algo emotivo con esas marcadas notas, donde el saxo maneja los tiempos. Mientras que en The dirty story of dirty, el blues de Chicago dice presente. La influencia blanca también se hace presente en All you got todo (con ciertos matices pop ochentoso) y en Talking my baby están muy presentes Eric Clapton y Pappo. Por su parte, la canción que le da título al material respira un sonido muy limpio a través de sus solos, de propia impronta, junto a una proyectada voz blusera.
Las influencias del disco van desde el blues acústico de Robert Johnson hasta lo más contemporáneo del eléctrico: B.B. King (homenaje en Happy has a King), Stevie Vaughan, John Hurt, Eric Clapton y el querido Norberto Pappo Napolitano. La guitarra de José Luis Pardo está tan familiarizada con el Mississipi que La revista norteamericana especializada Living Blues lo elogio como de los pocos músicos no anglosajones que parecen que se hubieran criado en el mismísimo delta. Pero Pardo nació y se formo en Buenos Aires hace 36 años, aunque reside en España desde hace varios años, donde es director de una escuela de blues.
Es notable la producción de este álbum, la que se destaca por la prolijidad del sonido y los arreglos (vientos, ‘slides’ y otros destacables elementos bluseros). Las trece canciones que componen Ruccula for Dracula fueron grabadas en ingles. Un disco con todos los ingredientes para ser la entrada definitiva al selecto club blusero.
Esquina Rock - http://esquinarockweb.com.ar/
El sonido de Ruccula for Dracula está muy bien sostenido en una banda que está a la altura de la circunstancias. La Gibson blusera de Pardo que suena con solidez y que se encuentra más que familiarizada con el Mississipi. Lo evidencian temas como Don’t Leave Me, Don’t treat me this way y Girl Come Home, donde la región del blues está muy marcada a flor de piel.
En J L Shufle tiene su momento algo emotivo con esas marcadas notas, donde el saxo maneja los tiempos. Mientras que en The dirty story of dirty, el blues de Chicago dice presente. La influencia blanca también se hace presente en All you got todo (con ciertos matices pop ochentoso) y en Talking my baby están muy presentes Eric Clapton y Pappo. Por su parte, la canción que le da título al material respira un sonido muy limpio a través de sus solos, de propia impronta, junto a una proyectada voz blusera.
Las influencias del disco van desde el blues acústico de Robert Johnson hasta lo más contemporáneo del eléctrico: B.B. King (homenaje en Happy has a King), Stevie Vaughan, John Hurt, Eric Clapton y el querido Norberto Pappo Napolitano. La guitarra de José Luis Pardo está tan familiarizada con el Mississipi que La revista norteamericana especializada Living Blues lo elogio como de los pocos músicos no anglosajones que parecen que se hubieran criado en el mismísimo delta. Pero Pardo nació y se formo en Buenos Aires hace 36 años, aunque reside en España desde hace varios años, donde es director de una escuela de blues.
Es notable la producción de este álbum, la que se destaca por la prolijidad del sonido y los arreglos (vientos, ‘slides’ y otros destacables elementos bluseros). Las trece canciones que componen Ruccula for Dracula fueron grabadas en ingles. Un disco con todos los ingredientes para ser la entrada definitiva al selecto club blusero.
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