El olor a mierda que puede tumbar

Caso Nisman: La casa huele a podrido

AGUAFUERTE PORTEÑA (Especial)


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AUTOR: Ignacio Bustos | Corresponsal de La Posta en Buenos Aires
“Un tornado arraso a mi ciudad
Y a mi jardín primitivo.
Pero no, mejor no hablar de ciertas cosas.”
(Sumo)
Una bomba atómica de consecuencias inimaginables, cayó sobre la tranquilidad burocrática de enero. Aunque este siempre sea el mes de las muertes más resonantes, Esta vez el cadáver promete llevarse por delante, todo lo que se le cruce a su paso.
La conmoción que causó la muerte del fiscal Alberto Nisman, creo que todavía no está ni en el precalentamiento de un escándalo que conoce limites.
Desde el oficialismo mostraron un gran nivel de improvisación al quedar al desnudo en sus contradicciones. En pleno shock se apuraron con tratar de instalar la tesis del suicidio, pero la indignación no se hizo esperar y la gente a la noche le copó la Plaza de Mayo, lo mismo sucedió en las grandes ciudades del interior, donde miles mostraron ese descontento. Nadie se creía que el fiscal que había denunciado el encubrimiento de Cristina, se suicide la noche antes de prsentar sus descargos en la corte, menos con la seguridad con que se lo veía en los medios.
El “showman” Sergio Berni, el Secretario de Seguridad, fue el primero en entrar cuando todavía ni el juez de turno había entrado al departamento de Nisman, pudiendo alterar la escena del crimen. Berni fue el primer desesperado en instalar la teoría poco creíble del suicidio.
Sorpresivo fue el giro en los últimos días, ya que ahora no tienen ninguna duda de que no fue ningún suicidio. Se juntó el plenario del “partido del pueblo” (el Partido Justicialista) y entre caras de miedo e incertidumbre, la soberbia se les fue de vacaciones.
Se sabe de la famosa “guerra” de las Agencias de Inteligencia, que nunca pudieron ser desactivado y que aún hoy son el gran bastión que quedó de la última Dictadura.
El sector del periodismo “Paraoficialista” pone un énfasis en que la denuncia era una truchada y buscan motivos que den a pie al suicidio. Por ejemplo, la teoría de que Nisman “no bancó la presión” de Victor Hugo Morales. Pero últimamenete viene quedando en offside mostrando imágenes de Nisman “bajoneado”, y hasta se dio el lujo de hacer una especie de “Rebelión en la Granja” contradiciendo a Cristina- que se volvió a la tesis del asesinato- al seguir sosteniendo el suicidio y que “le quedó grande el estrellato”.
Pero hay ciertos elementos que lo hacen el suicidio menos creíble de todos los tiempos. Por ejemplo el arma, un suicidio con un “22”, con un balazo que sale despacito no es muy lógico, aunque seguro no quería molestar con el ruido a los vecinos.
Tampoco se encontró pólvora en sus manos, y el disparo estaba arriba de la oreja derecha, por lo general un suicidio es en la sien. En este punto tranquilamente me puedo equivocar, pero según algunas fotos apareció agarrando la birome con la mano izquierda.
Según Nisman, tanto Cristina Kirchner -cabeza de este siniestro plan de encubrimiento del atentado de la AMIA en la acusación- ponía en tela de juicio como principal “instrumentador” al Canciller Hector Timerman con la complicidad de Luis Delia, el Diputado Andrés “El Cuervo” Larroque, el Militante “incendiario” Fernando Esteche, y los infalbles agentes de inteligencia.
Nisman sostenía lo siguiente: Timerman era el principal instrumentador de una un plan para abandonar el reclamo de la Justicia por el atentado de la AMIA, hasta se dice que pidió a Interpool bajar el reclamo. Según el fiscal asesinado, mientras vivió, Nestor Kirchner fue el principal opositor al “plan de impunidad Amia”. Pero una vez muerto el ex Presidente, los que quedaron fueron en busca del codiciado petróleo iraní. Y como el plan era un plan completito, se hicieron los nexos con agentes de intelgencia de Irán, en una jugada que se llamó “la embajada paralela”.
En fin, todo huele muy raro.
Desde que mataron hace 2 años al agente de inteligencia “Lauchón” se desató una guerra de venganzas y pases de factura en las agencias de inteligencia. Por otra parte, declaraciones como las del “Muñeco” Parrilli dejan en evidencia el grado de desconcierto que reina en el oficialismo: “Los sospechosos no son agentes de inteligencia”, dijo.
Otros, como el ex funcionario y escritor Jorge Asís, ironiza diciendo que “el Papa Francisco dice que hay ayudarla a llegar al final. Y sí, adelantamos la recta final”.
El de Nisman es un controvertido crimen que habla todo el país, al nivel de una novela policial al estilo Chandler, que resucita a Marlowe por momentos, y que promete ser un “Antes y Después”.

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