El Historico triunfo de River

Para todos los tiempos

AGUAFUERTE PORTEÑO

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AUTOR: Nacho “Beavis” Bustos
Inolvidable, único y épico. Un partido para el recuerdo. River y Boca dieron una exhibición única de entrega en una histórica Semifinal que va ser recordada por siempre.
Por fin después de diez años, River se pudo sacar la espina de esa semifinal que tenía clavada muy adentro. Por primera vez en la historia; elimina a Boca en un torneo internacional. No es para menos toda esa euforia desenfrenada porque significa un desahogo muy importante, ya que se jugaba el año en este partido, luego de la dolorosa derrota del domingo ante Racing (jugando con suplentes) y resignando más de medio campeonato local.
Era todo o nada para los de Ángel Gallardo.
El nivel de suspenso vino casi desde el vestuario con ese penal a los 30 segundos que heroicamente Barovero le desvió a Gilgiotti. A partir  de ahí el autoestima de River se fue a la punta del Aconcagua. Concretando esa confianza en el golazo de Pisculichi, a los 16 del primer tiempo. Demasiadas emociones en tan poco tiempo en un partido a matar o morir. Luego Emanuel Gigliotti, que no tuvo su mejor noche, erraría tres goles claros, pero el pueblo Riverplatense lo goza como nunca.
En Buenos Aires fue un día que tuvo un poco de esa atmósfera de Mundial. A pocos le importaban que el Juez Bonadio -en medio de la investigación de  lavado de dinero contra la presidenta y los suyos- haya pedido pedido la declaración jurada por bienes a los príncipes Maximo y Florencia Kirchnera ante la “AFIP”; ni todo ese arco solidario de la genuflexión oficial embista contra el juez Bonadio, pidiendo juicio político.
Como decía, este era el partido del año y se jugó desde la tardecita con esa la atmósfera de Clásico especial, y muchos aprovecharon y se rajaron antes del laburo. En la peatonal se veían mucha camiseta de Boca, ya que no hay visitantes fueron a hacer un banderazo a donde estaban concentrados los jugadores en Puerto Madero.
El nerviosismo general se percibía en los hinchas de ambos desde hace varios días. Le preguntabas por el partido a cualquiera de los dos y la mayoría de los de River cambiaba de tema. En cambio, los de Boca estaban muy confiados con la estadística de su lado, sobre todo un primo mío, muy fanático de Boca me decía: “A estos le ganamos con el peso de la historia”. Pobre como debe estar sufriendo, conociéndolo me atrevo a decir que le va a durar varios días la tristeza.
A mi me tocó volver del Centro en los nuevos trenes “Made in Cristina” con vagones repletos de hinchas de River. Tuve la mala suerte de venir a coincidir con un suicida que llevaba la camiseta de Boca -sentado adelante mío- que encima cuando llegó el tren a la estación Belgrano y salían los hinchas de River, lo insultaban desde afuera. Para colmo tardaban en cerrarse las puertas. Pero por suerte la maravilla llegó enseguida a destino.
Me dirigí a ver el partido a un viejo bar-café. Se escuchó el estallido del penal desde afuera, no era para menos las ganas de compartir el partido en un ambiente cargado de tensión y adrenalina. El encargado contento me decía “estos días son partidos los que me salvan el año” en medio del griterío general.
Las cervezas bajaban casi al mismo intenso ritmo que el partido. Al final las dos antagónicas emociones se  mezclaron en una postal, para el recuerdo. Bocinazos y caras largas.
Ah, y a todo esto Huracán ganó la Copa Argentina y se clasificó para la Copa Libertadores estando en la B, algo inédito en la historia del fútbol argentino. Pensar que hace dos años casi juega el clásico con San Lorenzo en la B. Ahora se puede dar un clásico en la  Libertadores, lo que es el fútbol.

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