La Rutina a su Regreso

La Rutina a su Regreso

AGUAFUERTE PORTEÑA

Despues del parate del mundial y la feria Judicial con  vacaciones de invierno (que no todos tienen el privilegio de acudir a ellas), Un día se volvió a la  monótona rutina de todos los días. Largas caras en el mundo de los abogados, de que había terminado la feria como lo que quedaba de “plata dulce”. El frio viento de principio de Agosto, simbolizaba ese regreso al sistema. Banderitas, copas de plástico, caretas de Messi, invendible stock de camisetas que hasta Uruguay-Argentina  2030, seguirán vendiendo en todos lados.
Es el mes de la famosa depresión “Post-mundial”, que todavía se siente muy hondo el haber estado tan cerca de la tan ansiada tercera estrella. Para colmo, Sabella, no sigue, se murió Grondona y estamos a la deriva en plena incertidumbre sin conducción digencial ni técnica. Pnsar que hace tres semanas estábamos jugando la final del mundo.
La maquinaria burocratica, de a poco va saliendo de oxido puro. Lentamente (aunque le lleve el resto del cuatrimestre) los empleados judiciales luego de sus placidas vacaciones, con los “semiferiados mundialistas”. Con grandes caras de culo vuelven a ocupar sus asientos y seguir expedientes. La irritación, no es muy difícil que les aparezca, en esta resacosa semana, como si uno fuera el ortiva que pincho la nube de sus vacaciones en algún destino turístico (privilegios burócratas de esta época) se los ve algunos bronceados (secretarios, pro  o jueces) que huyeron las derpimentes gripes porteñas.
Haciendo la cola en la “Camara Civil” mientras diligenciaba algunas cedulas y escritos.  Detrás de un vidrio, “acribillando” a sellazos lo que le venía a las manos sin disdriminar, la señora burócrata al ver que un escrito mío, se le habían salido el ganchito de mierda ese, me dio las hojas con la precisa instrucción de que “habia que aujerearlo y poner el gancho”, enseñado lo que es un aujero en un papel. La técnica de la época que eramos felices con der “campeones morales”, muy probablemente, de la época que habrá empezado a trabajar ahí, la señora burócrata.  Habia que ver en el Juzgado 90, que pedias algo y el empleado, desde la silla, algo comodo decía “ya va”, con una contagiante energía, de las ganas de seguir en la cama, o que “sean las 13:30”. El bestusto ( el padre debe ser el conocido del juez o secretario) se lavanto con toda la paja del mundo, busco el expediente lo alcanzo y vuelta sentarse. La entrega de “cedulas o escritos”, la deviolvia con mala cara como si tuviera la culpa de que el pobre no se pudo todavía adaptar al horario de levnatarse tempranito, porque se desacostumbro. Un duro “plac” de la selladora, para dejarlo atrás.  Bajando el ascensor, queriendo poner “PB” de tanto tocar para llegar ( esa costumbre de que para en cada piso) “accidentalmente se me apretaron los botones del -1,-2 y -3. Desde la puerta de vidrio, observaba ese descenso que no les habrá hecho mucha gracia a pobres y apurados ocupantes que subían con el apuro del necesario “sello”. Al ver como el tablero de lejos, como me fui cagandome de risa, mirando el Colon como un desafinado saxofonista, metia alguna necesaria melodía a la amargura. Valia como inversión tiraele esa propina de dos pesos, para atudarlo a que afinara eso que sonaba peor que vedette cantante. El sol volvia a pegar en el rostro, como lo necesario del cambio hacia el ultimo cuatrimestre.

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