EL ARTE DE CAGAR TINTA

Eduardo Peralta Acevedo - Libre interpretación


La cotidiana batalla, por un segundo de atención en las burocracias, se debe aprovechar como el sorbo de agua en el desierto.
Ya de por si, el hecho de saber uno que tiene que entrar en esos eternos edificios públicos, tiene que ir preparado para cualquier cosa. La espantosa arquitectura Fascista del primer peronismo, esa de los millones  y millones de ventanitas, sin principio ni fin. Subir, por que los atestados ascensores, tienen filas para rato, y uno no puede perder el tiempo con filas, mas aun si tiene que tomar colectivos hacia otras dependencias publicas, para padecer el mismo escarnio.  Empinadas escaleras de mármol (de la faraónica arquitectura del primer Peronismo) si es un país, pasa, si son mas, las piernas, comienzan a pedir la hora, con tanto escalon, que ya percibo que me queda chico, hasta el Aconcagua.
La transpiración, ya me va ensuciando la camisa nueva lavada. En los Juzgados, pidiendo un expediente, sin ganas le dicen esta aca, mandándolo ala otra punta de la ciudad.
Esperar ese horrible colectivo, que me marque esa mierda de tarjeta “burocratica” esos 2,50, que pronto lamentare cuando vuelva de noche, de algún lugar con todo cerrado.
La ciudad y su Transito, siempre por esa avenida colpasada, por que tuvieron la creativa y brillante idea, de hacer la terminal de la Ciudad de Buenos Aires, a unas pocas cuadras del puerto, iluminados mas aun teniendo una ciudad algo grande.

El bondi, sin pena ni gloria, paso Cordoba hasta la plaza Lavalle. Corriendo por que el cierre de las oficinas publicas del poder judicial, uno tiene que agradecer que se esmeren hasta las 13:30. Corriendo, con toda la ropa mojada de sudor, tratando de subir al ascensor, pero era!! Justolos ascensores de las de las puntas están reservados para magistrados y funcionarios (con la llave lo se lo reservan) Las agujas del reloj, llegando al “6” la grande. Como siempre esperandome,  Llego a esas salas que ya esta no queda nadie. Pedir tal numero de expediente, observando la cara con unas inmensas ganas que te rajes de la burócrata chica. Pobre chica, convencida de que se saco la lotería, me gustaría verla dentro e quince años, su nivel de felicidad. Lentamente, con un entusisamo igual al de la gente, si quisiera que Cristina tuviera un tercer Gobierno.
En su contagiante entusiasmo, una larga e interminable siesta me ispiraba, su media maquina al estilo “Messi- Neymar” antes del mundial. Aunque demasiado exagerado, la comparación de la burócrata, con los dos astros. Su Indisimulable fastidio, por la irrupción del Facebook. Por su cara, algún candidato a dormir la siesta con la tortuga burócrata.

Una respuesta “ aca esta, esta en el 35”, afirmando, con sus inmensas ganas de volar al chat, para ver si seguía el Daltoníco, o engañado de adulteradas fotografías, de indisimulable retoques.
“No puede ser si vengo de ahí y me mandaron para aca” la victima del eterno océano, de permanente paja siestera. Cansado de viajar en triangulo, de oficina en oficina. Cada una mandar a otra, como un paquete  Mientras la Burocrata con manos de tijera (porque ni para teclear sirve), mira y pide numero. Se pierde con el hecho de prender la maquina aun calentando, se da por vencido la victima.
La victima, para mover un poco eso, manda un  escrito de “sumario administrativo” No termina de asomar la cara, que ya lo llevan por pasillos de pasillos, hacia una blanco y despintado cuarto de esa espantosa arquitectura cuadrada.

 Una señora, firmando y firmando, sin mirar lo que firma, automáticamente sigue firmando mientras da un sarmon moral, por el "descaro" de pedir un “sumario administrativo”. Dio efecto, lo que un allegado de la victima, le había aconsejado que hiciera para que le dieran bola. Seguía y seguía firmando papeles sin siquiera asomar medio ojo. “Te parece eso” mientras le muestra el escrito. Ahora viene la hora de los sellos, a la vez manteniendo una conversación insulsa con otro “ganador de la lotería”, que da la sensación ni una camisa digna o presentable, se podía haber puesto.

Su descolorió escritorio de madera gastada, de tanto sello y firmas hacia “anda saber donde” Enojada, por las tres horas que se tomo de su “valioso tiempo" Explicando el procedimiento de búsqueda de el expediente (por su estrés que nadie le compensa), La Prosecretaria (porque no se recibió de Abogada, mas alto no pudo ascender) Con papel en mano, explicando que la próxima vez, fíjense en el otro expédiente. Como si uno fuera un “vidente” Mientras continua con esa catarata eternas de garabatos, da consejos para que no caigan en lo mismo. Mientras el expediente sigue sin aparecer.
La victima resignada, con tal de sacarse eso de encima, se retira con animos de volver otro dia, con mas energias para estar dispuesto a que eso aparezca, por una distracción de prematuros jubilados.
El misterioso expediente por la burocracia, sigue con sus viajes al fondo del oscuro océano  burocratico.





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