Diario "La Posta"

Garrincha, ese “Artista” del pueblo

Texto de Beavis Peralta


garrincha, brasil, mundial, copa del mundo, 2014, mejor, futbolistaGarrincha y su particular gambeta / Foto: pesclassicstats.freeforums.org

Como preámbulo de la Copa del Mundo en Brasil, les dejamos un texto del corresponsal de La Posta en Buenos Aires, que recuerda la figura del que para muchos fue el mejor futbolista brasilero de la historia.
AUTOR: Beavis Peralta |
“Lo lleva unido al pie, como un equilibrista unido va a la muerte,
lo esconde -no se ve-, le infunde magia y vida y luego lo devuelve,
y se escapa, lo engaña, lo deja, lo quiere,
y el balón le persigue, le cela, le hiere,
y se juntan y danzan y grita la gente,
y se abrazan y ruedan por entre las redes,
¡y se estremece la gente, y lo ovaciona la gente!”
Alfredo Zitarrosa (Garrincha)
  
En la madrugada del 19 de Enero de 1983, una última botella caída de la mesa. Con ello se terminaba de extinguir la luz de una estrella en plena decadencia, Desde que se había que tenido que separar de su más incondicional amor, la pelota. Su alma en el campo de juego quedó, aunque su vida apagada, siguió a un vertiginoso y frenético ritmo, hasta apagarse del todo.
Manoel Francisco Dos Santos, más conocido como “Garrincha”. Moriría a la madrugada siguiente de aquella última botella. En un hospital estatal de Río de Janeiro, a la edad de 49 años años.
Garrincha, fue un auténtico “Artista” que alegró al pueblo Brasilero, con esas infinitas “pinceladas” de su pierna izquierda y esa velocidad de pájaro, que tan libre se sentía para crear a su gusto su obra maestra.
Subestimado hasta el más puro de los hartazgos. Que sus piernas eran “chuecas”, que “una era mas larga que la otra”, que era “un débil mental que no podía jugar en forma colectiva”, como alguna vez lo llamó algún psicólogo del plantel del Brasil del 58, para ir al mundial donde deslumbró al nórdico país junto a un muy joven Pelé.
Una de las grandes anécdotas de ese mundial, cuando salieron a dar una vuelta, se compró una de esas radios de la época, cuando la probó, se quejaba “porque hablaba en Sueco”. Se le rieron el resto del mundial. Con la misma inocencia que cuando terminó la final con Suecia, no entendía nada porque sus compañeros lloraban de alegría, por el primer logro de la historia. Sin entender, los innumerables llantos, se le ocurrió preguntar “¿cuándo jugamos el partido de vuelta?
Garrincha siempre tuvo esa ingenuidad de un niño. La que Picasso, alguna vez dijo “cada niño es un artista, el problema es permanecer artista una vez que se cree”.Como buen artista que era, le costaba seguir las rutinas y las disciplinas. Tuvo cuatro mujeres y 14 hijos.
En el Brasil  “clasista y racista”, en las estampas se le dejó de lado por no ser un “ejemplo” como Pelé, que era eso que se “aspiraba” a llegar. El amor incondicional que le tiene todo brasileño, llega a magnitudes y alturas que hacen que el Cristo Redentor de Río de Janeiro, quede muy debajo. Por algo, cuando murió en el 83, lo velaron en el Maracaná, en aquel coloso de mal recuerdo, depresivas cataratas de llantos y eternas tristezas. Fue el símbolo, que le devolvió la alegría.
No le pesó nunca, ponerse un equipo al hombro. Tampoco era realmente consciente o no le interesaba el real valor de lo que estaba en juego. El quería jugar siempre, y más para su “Brasil querido”o Botafogo.
En el mundial de Chile en el 62, Pelé al segundo partido cayó lesionado. Era el fin. Sin “el Rey” no había chances. Como un grande, se puso el equipo al hombro desde el segundo partido hasta la gloriosa final con Checoslovaquia (3-1). Mostró su mejor Arte en el mundial de Chile. Cuando volvió a Río, era el ídolo nacional del pueblo.
En su máximo esplendor, con otra artista de su talla tuvo un muy largo romance, “Elza Soares”,  con la que vivió un “volcán desbordado de pasión”, en el cual nunca faltaron los golpes, las amenazas y el exilio en los 70, cuando ambos fueron deportados acusados de “Comunistas”.
En el exilio, su tristeza por estar fuera de Río se hizo notoria, ya que no jugaba más y estaba fuera de  su querido Brasil. Justo él, que había sido un “bombero que había apagado la eterna tristeza”. Expulsarlo de su Naturaleza lo devastó al punto que era una bolsa de carne y huesos dando vuelta por un lugar tan aburrido y desconocido como Roma. Lo único que le hacia sentir satisfacción de verdad, era tomarse “algo” para recordar al verdadero amor de su vida, que hacía rato había tenido que dejar forzosamente, el fútbol.
Como si a Piccaso le hubieran cortado las manos, o su amada Elza Soarez, si voz una mañana se hubiera quedado. Ver que la pelota sin igual seguía rodando, lo mató la “cruel realidad” de verla “gozando en otros pies”.
Lenta y prematuramente, fue muriéndose. Intentó reemplazar a la “redonda” por la “larga trasparente”. Se hizo todo lo posible por sacarlo de ese “océano” en el que estaba a la deriva, pero prefirió ahogarse en él, antes que “vivir una vida vacía sin ella”.
No iba ceder “dignidad” por abrazos a  truchos y falsos amantes del fútbol, por algunos “cobres” de más.
A 30 años de la muerte de ese “artista”, el buen fútbol siempre recuerda en lo mejor de su corazón.
A 30 años de la muerte del último Romántico.
A 80 años del nacimiento de aquella leyenda en ese promiscuo ambiente, en el cual uno sus traumas, fue que su hermana era su madre.
Fuego y pasión él derrapo en cualquier cancha en una interminable diversión, sin entender el significado de la presión.
Las pelotas rodando sobre esas arenas de “Copacabana”, siempre al “gran artista” evocaran, su eterno romance.









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